miércoles, 1 de mayo de 2013

Miguel Indurain

Miguel Induráin, el Extraterrestre, ha sido el mejor ciclista español de la historia entró en la leyenda al igualar la marca de 5 Tours de Merckx, Anquetil e Hinault. Grande en la montaña y excelso rodador, sus exhibiciones en las pruebas contrarreloj le valieron el apelativo del Extraterrestre.Su carácter afable y su generosidad en carrera le granjearon el respeto de compañeros, rivales, prensa y aficionados.



 En 1987 consigue terminar el Tour de Francia por primera vez y en 1988 se convierte en el gregario de lujo del ganador Pedro Delgado, manifestando una asombrosa evolución en la montaña. Un año más tarde consigue su primera etapa en la ronda francesa al imponerse en Cauterets en una gran etapa pirenaica y termina entre los 20 primeros de la General. 
 
En 1990 entra en el equipo un nuevo patrocinador. Terminan los tiempos de Reynolds y empieza la era Banesto. El equipo se sabe poseedor de los dos mejores corredores nacionales del momento. Uno, Delgado, en su cénit. El otro, Induráin, en constante crecimiento. El Tour de 1990 significó la explosión definitiva de Miguel Induráin, acabando décimo en la general como lugarteniente del segoviano, aunque mucha gente piensa que podía haber terminado mucho mejor si hubiese sido el líder del equipo, sobre todo tras ver cómo eclipsó a todos, incluso a Greg Lemond, el triunfador final.

A la postre, ese Tour sería el pistoletazo que iba a señalar el comienzo de la "Era Induráin", pues los siguientes años se iban a convertir en una auténtica dictadura del gran corredor navarro.
indurainMiguel Indurain reinó en el Tour ganándolo cinco veces consecutivas, un hito que no lograron ni Eddy Merckx ni Bernard Hinault ni Jacques Anquetil, que también fueron pentacampeones, pero ninguno de manera seguida. Y no fue sólo eso lo que le diferenció de ellos, pues 'Miguelón' reunía una virtud única y poco convencional en un campeón como él y que era su gran generosidad y condescendencia con sus compañeros y rivales.

1991 fue el primero. Aunque no contaba como favorito claro, su mítica escapada con Chiappucci en el descenso del Tourmalet camino de Val Louron le dio el triunfo, que certificó en la última contrarreloj. La generación de los Lemond y Delgado dejaba paso a la de los Induráin, Bugno y Chiapucci. Algo que continuó al año siguiente, en el Tour de 1992 que comenzó en San Sebastián. Nadie le hizo sombra, destacando la etapa contrarreloj de Luxemburgo, que pasó a la historia, pues el 'Extraterrestre' navarro sacó más de tres minutos a todos sus rivales. 

En 1993 fue digno de destacar su enfrentamiento con Tony Rominger, probablemente el mejor corredor de la época tras el de Villaba. Miguel pasó momentos de apuro pues terminó la carrera enfermo con más de 40 grados de fiebre. Los dos años siguientes fueron, quizás los más fáciles, pues sus contrincantes sacaron bandera blanca dándose cuenta de que no podían hacer nada contra él, siendo insultante su superioridad en todos los terrenos.

indurainSu asalto fallido al sexto Tour estuvo marcado por el desfallecimiento que sufrió en Les Arcs, posiblemente motivada por el infierno de lluvia y nieve en que se convirtió el Tour durante la primera semana. Y es que el frío y la lluvia no iban con Miguel, ya que siempre se caracterizó por ser un corredor que iba mejor con el calor. El danés Bjarne Riis, ayudado por un joven Jan Ullrich, acabó con el dominio del navarro en la Grand Boucle.
Sin embargo, su enorme trayectoria no se limitó a la victoria en la ronda francesa. Fue oro olímpico en la prueba contrarreloj en Atlanta 96, el primer español en conseguir imponerse en el Giro de Italia (1992 y 1993), estuvo en posesión del "Récord" de la Hora en 1994, fue Campeón del Mundo contrarreloj en 1995, medalla de plata en el Campeonato del Mundo de ruta en 1993 y 1995 -tras Olano- y medalla de bronce en 1991, campeón de España en 1992, amén de innumerables triunfos en otras carreras de nivel medio. Aunque su gran espina clavada fue, sin duda, la Vuelta a España, que no logró ganar nunca.

Precisamente fue en la Vuelta de 1996 donde Miguel dijo adiós al ciclismo cuando puso el pie en tierra en el descenso del Fito. A finales de ese año, queriendo dedicarse más a su familia, abandonó el ciclismo en activo. Durante sus 14 años como ciclista, ganó por que era el mejor entre los mejores, una máquina perfecta que pulió un cuerpo desmesurado para un deporte como el ciclismo. Y que fue único en lo deportivo y, sobre todo, en lo humano.

Tras su retirada, que hace oficial en enero de 1997, le llueven las condecoraciones, entre las que destaca la medalla de oro de la Federación Española de Ciclismo y la medalla de oro de la ACP (Asociación de Ciclistas Profesionales). Antes había sido Premio Príncipe de Asturias de los deportes en 1992 y galardonado con la Gran Cruz al Mérito Deportivo y la Orden de Isabel la Católica. También le fue concedida la Orden Olímpica de honor por el COE en octubre de 1997.

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